Lo que hacemos

¡Ayudamos a los Niños a SER Niños… y les enseñamos a cristalizar sus sueños!

Gracias al apoyo incondicional que ustedes nos han brindado, la Fundación Niños de los Andes completa tres décadas ayudando a transformar las vidas de cientos de niños y niñas que se han visto forzados a vivir en las calles y a buscar en ellas sus medios de subsistencia. El trabajo que se realiza abarca el ciclo completo que va desde la intervención psicosocial a los niños, niñas y adolescentes en situación de abandono o inobservancia por parte de la familia y el estado, hasta su verdadera inclusión social y seguimiento, contribuyendo así al cumplimiento de los ODS en el contexto de la lucha contra la pobreza y de la reducción de las desigualdades.

Nuestro propósito como organización es formar niños, niñas y adolescentes felices, propender por el cumplimiento y garantía de sus derechos y facilitar su desafío de transformación aportando al desarrollo de capacidades que les permitan agenciar su futuro, siempre con base en la identificación de sus sueños. La atención interdisciplinaria se ofrece desde las áreas de salud, nutrición, psicología, trabajo social y pedagogía, en aras de intervenir su situación de manera personalizada y prepararlos para su egreso.

Para muchos egresados, hoy hombres y mujeres, que llevaron a cabo su proceso en la Fundación Niños de los Andes, haberse formado allí tiene numerosos significados. Sus testimonios ratifican el impacto que en sus vidas dejó la formación que recibieron en el que fue su hogar por mucho tiempo:

  • Escaparon de las garras de la violencia la delincuencia, la prostitución y la drogadicción.
  • Cambiaron de talla y peso como otros niños de su edad, superando los efectos de la desnutrición.
  • Asistieron al colegio y se capacitaron en diversos artes y oficios que les permitieron valerse por sí mismos.
  • Disfrutaron de sana recreación, fueron a paseos y tuvieron navidades felices llenas de regalos.
  • Afianzaron su fe en Dios y recibieron los sacramentos del Bautismo y la Primera Comunión.
  • Con amor, curaron sus profundas heridas en el cuerpo y en el alma.
  • Lograron vivir su infancia como niños, lejos del trabajo infantil y la mendicidad. Compartieron en familia con sus compañeros hasta crear una hermandad que aún perdura.
  • Conocieron de cerca nuevas oportunidades de relacionarse y desarrollarse en su permanente contacto con los voluntarios y benefactores.
  • Algunos accedieron a intercambios culturales y con sus familias anfitrionas en Francia, Canadá y Estados Unidos construyeron fuertes lazos.
  • De la mano de Papá Jaime aprendieron a perdonar a una sociedad muchas veces indolente, y a unos padres muchas veces maltratantes.
  • Y lo más importante, junto a él, aprendieron a soñar y a luchar por hacer realidad sus ilusiones.
  • Hoy, viéndolos con sus nuevas familias, hemos podido comprobar que al final de su proceso, ellos lograron romper el patrón del maltrato y su mayor orgullo y preocupación son sus hijos.
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